lunes, 18 de octubre de 2010

MANOS VACIAS

MANOS VACIAS

Discúlpame si no escucho tus palabras,
Lo que pasa es que mis oídos están ausentes
Escuchando la voz de mis recuerdos

No pienses que no tengo sueños
Tal vez es que los he dejado partir
Y a veces queman en mi ser

No creas en mis sueños pues
Son los de la noche que he robado
Para enseñarte a soñar
cállame con amor cuando sientas
Que grito cosas para hacerte callar.

Dame tu mano para caminar
por aquellos caminos que anduve con afán dame tus ojos para ver
aquellas cosas que me niego a ver

Dame tu mano para sembrar
aquellos árboles que olvido sembrar.
En mi mente dejo un fantasma
de lo que un día fui
Pero si me dices que me quieres
Mis ojos tomarán vida
Mi tez se volverá la tez de primavera
Mis cabellos se vestirán de plata
para enseñarte a soñar
Mis pasos tomarán fuerza
para volver a andar

Mis oídos escuchan el cantar de las aves y con un beso de tus labios
Volver a nacer, volver a vivir…
…..Dimos tanto y no dimos nada
Dimos unas manos llenas
Y las recibimos vacías
¿Por qué humanidad?

El Príncipe de los Sueños


Fuente: Nosotros también soñamos Boletín No 2, 1983

sábado, 16 de octubre de 2010

Vivir en la calle


¿Qué respuesta puede tener una lata de cerveza en el medio del Pacifico? La respuesta es soledad, un mal que nos turba y nos enferma, piensen todos un poco, pónganse en el lugar de esta lata en medio del océano y sabrán lo que se siente ser un muchacho de la calle. Ese niño, ese ser inocente que por hambre, por frío o por falta de cariño consume pega. Consume para olvidar el hambre o para olvidar el dolor. Esa criatura busca como olvidarse de que cada noche se acuesta en un piso frío con el estomago vacío. Duerme con la duda de saber si al día siguiente habrá que comer. Así sigue la rutina para ese niño, esperando que a alguien le de lástima y se le ablande el corazón y le brinde algo

La lluvia……Unos la detestan y a otros les encanta. Unos la aprovechan para dormir porque tienen un lugar seguro donde hacerlo. Pero para los muchachos de la calle es fastidiosa porque si no corren rápido a un lugar donde protegerse ya saben que les espera. Ustedes piensan que en la calle pueden haber sitios seguros para esconderse de la lluvia. ¿Qué tan seguros pueden estar? Aún cuando conseguimos un lugar donde no nos mojamos tenemos que evadir el frío. Buscamos cartones para arroparnos. Combinen un poco el frío y el hambre que se siente y sabrán porque uno dice “menos mal que existe la pega o si no como lo aguanto….”

Luis Henderson Jiménez
Fuente: Boletín Nosotros también soñamos Boletín No 2 1983
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