https://elpitazo.net/cronicas/hijos-de-la-indolencia-minimi-ya-no-esta-en-la-calle/
Muchachos
Vivencias, testimonios, sueños,
domingo, 3 de noviembre de 2019
viernes, 25 de octubre de 2019
Infancia de luto
https://efectococuyo.com/especial/infancia-de-luto/
Nueve niños, niñas y adolescentes de edades cortas pero con historias largas. Huérfanos de padre o madre. Abandonados por el Estado, sin plena identidad o sometidos a la inseguridad. Vidas vinculadas por siempre a la injusticia, a la impunidad y la desconfianza.
¿Cómo abordarlos periodísticamente para que, además de hacerlos visibles, el resultado fuera útil?
Hacía falta algo más que una libreta y un lápiz.
Este trabajo es producto de meses de preparación y acompañamiento.
Fue complejo buscar las historias, complicado que las familias permitieran entrevistar a niños, niñas y adolescentes víctimas de trauma y un reto diseñar un programa en el que convergieran la pericia de los reporteros y el método de los psicólogos.
Con el aval de la organización Cecodap y Efecto Cocuyo se conformó un equipo integrado por periodistas, editores, fotógrafos, videógrafos e infógrafos, siempre de la mano de psicólogos que fueron piedra angular del proceso de entrevistas. Se buscó una aproximación sensible y de contención, conscientes de que remover esos retazos de recuerdo podía desatar un caudal difícil de recomponer.
Entre todos recogimos y registramos nueve historias en cuatro estados del país: Miranda, Zulia, Vargas y Distrito Capital.
Este es un trabajo que no se hizo de una sola vez. Reporteros y especialistas visitaron dos, tres, cuatro veces a los niños, niñas y adolescentes. Cuantas veces fuera necesario para poder entender y plasmar la dimensión de la tragedia.
Como lo dijo Francisco Sánchez, uno de los psicólogos que diseñó el funcionamiento en conjunto: “en esta ocasión no se trataba de participar como fuente, sino de crear conocimiento juntos”.
Además de los textos, presentamos audios que contienen una visión aproximada de cada uno de los casos con perspectiva psicológica. Sin pretender hacer diagnósticos profundos, ofrecemos indicios sobre lo que sus voces intentan expresar.
En algunos casos se les pidió a los entrevistados y entrevistadas utilizar colores y papel para expresarse, hacer dibujos. Es tanto el peso de la adversidad, que hasta la negativa de participar en el ejercicio tenía significado.
En algunos casos, los familiares permitieron fotos y conversaciones abiertas. En otros, amenazas aún penden sobre ellos. No pueden permitirse un paso en falso.
Pero más allá de la particularidad de Ale, Alejandra, Andrés, Darío y Javier, Jesús, David, Mariela Mike y Stefany, los une un mismo resultado: el Estado venezolano no solo ha fallado en garantizar la seguridad que los niños merecen, sino también en proveer protección, atención y reparación a través de las instituciones públicas dispuestas para ello.
Aquí, nueve casos de niños, niñas y adolescentes, víctimas que llevan una infancia de luto.
Lea el especial aquí:
ESPECIALES · 22 OCTUBRE, 2019 18:00
Infancia de luto
Nueve niños, niñas y adolescentes de edades cortas pero con historias largas. Huérfanos de padre o madre. Abandonados por el Estado, sin plena identidad o sometidos a la inseguridad. Vidas vinculadas por siempre a la injusticia, a la impunidad y la desconfianza.
Texto por Efecto Cocuyo | @efectococuyo
¿Cómo abordarlos periodísticamente para que, además de hacerlos visibles, el resultado fuera útil?
Hacía falta algo más que una libreta y un lápiz.
Este trabajo es producto de meses de preparación y acompañamiento.
Fue complejo buscar las historias, complicado que las familias permitieran entrevistar a niños, niñas y adolescentes víctimas de trauma y un reto diseñar un programa en el que convergieran la pericia de los reporteros y el método de los psicólogos.
Con el aval de la organización Cecodap y Efecto Cocuyo se conformó un equipo integrado por periodistas, editores, fotógrafos, videógrafos e infógrafos, siempre de la mano de psicólogos que fueron piedra angular del proceso de entrevistas. Se buscó una aproximación sensible y de contención, conscientes de que remover esos retazos de recuerdo podía desatar un caudal difícil de recomponer.
Entre todos recogimos y registramos nueve historias en cuatro estados del país: Miranda, Zulia, Vargas y Distrito Capital.
Este es un trabajo que no se hizo de una sola vez. Reporteros y especialistas visitaron dos, tres, cuatro veces a los niños, niñas y adolescentes. Cuantas veces fuera necesario para poder entender y plasmar la dimensión de la tragedia.
Como lo dijo Francisco Sánchez, uno de los psicólogos que diseñó el funcionamiento en conjunto: “en esta ocasión no se trataba de participar como fuente, sino de crear conocimiento juntos”.
Además de los textos, presentamos audios que contienen una visión aproximada de cada uno de los casos con perspectiva psicológica. Sin pretender hacer diagnósticos profundos, ofrecemos indicios sobre lo que sus voces intentan expresar.
En algunos casos se les pidió a los entrevistados y entrevistadas utilizar colores y papel para expresarse, hacer dibujos. Es tanto el peso de la adversidad, que hasta la negativa de participar en el ejercicio tenía significado.
En algunos casos, los familiares permitieron fotos y conversaciones abiertas. En otros, amenazas aún penden sobre ellos. No pueden permitirse un paso en falso.
Pero más allá de la particularidad de Ale, Alejandra, Andrés, Darío y Javier, Jesús, David, Mariela Mike y Stefany, los une un mismo resultado: el Estado venezolano no solo ha fallado en garantizar la seguridad que los niños merecen, sino también en proveer protección, atención y reparación a través de las instituciones públicas dispuestas para ello.
Aquí, nueve casos de niños, niñas y adolescentes, víctimas que llevan una infancia de luto.
Lea el especial aquí:
viernes, 11 de octubre de 2019
Cuando el niño era niño
Peter Handke Premio Nobel de Literatura 2019
Cuando el niño era niño,
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente,
y este charco el mar.
Cuando el niño era niño,
no sabía que era niño,
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una.
Cuando el niño era niño,
no tenía opinión sobre nada,
no tenía ningún hábito,
frecuentemente se sentaba en cuclillas,
y echaba a correr de pronto,
tenía un remolino en el pelo
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.
Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué yo soy yo y no soy tú?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allá?
¿Cuándo empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Acaso la vida bajo el sol es tan solo un sueño?
Lo que veo oigo y huelo,
¿no es sólo la apariencia de un mundo frente al mundo?
¿Existe de verdad el mal
y gente que en verdad es mala?
¿Cómo es posible que yo, el que yo soy,
no fuera antes de existir;
y que un día yo, el que yo soy,
ya no seré más éste que soy?
Cuando el niño era niño,
no podía tragar las espinacas, las judías,
el arroz con leche y la coliflor.
Ahora lo come todo y no por obligación.
Cuando el niño era niño,
despertó una vez en una cama extraña,
y ahora lo hace una y otra vez.
Muchas personas le parecían bellas,
y ahora, con suerte, solo en ocasiones.
Imaginaba claramente un paraíso
y ahora apenas puede intuirlo.
Nada podía pensar de la nada,
y ahora se estremece ante a ella.
Cuando el niño era niño,
jugaba abstraído,
y ahora se concentra en cosas como antes
sólo cuando esas cosas son su trabajo.
Cuando el niño era niño,
como alimento le bastaba una manzana y pan
y hoy sigue siendo así.
Cuando el niño era niño,
las moras le caían en la mano como sólo caen las moras
y aún sigue siendo así.
Las nueces frescas le eran ásperas en la lengua
y aún sigue siendo así.
En cada montaña ansiaba
la montaña más alta
y en cada ciudad ansiaba
una ciudad aún mayor
y aún sigue siendo así.
En la copa de un árbol cortaba las cerezas emocionado
como aún lo sigue estando,
Era tímido ante los extraños
y aún lo sigue siendo.
Esperaba la primera nieve
y aún la sigue esperando.
Cuando el niño era niño,
tiraba una vara como lanza contra un árbol,
y ésta aún sigue ahí, vibrando.
miércoles, 12 de julio de 2017
Soy un niño
Soy un niño, he nacido
tengo piel y esperanza
yo exijo por lo tanto
que me dejen usarlas
No soy Dios, soy un niño
(como decir un alga)
pero exijo calor en mis raíces,
almuerzo en mis entrañas
No pido eternidades
lleno de estrellas blancas
pido ternura, cena
silencio, pan y casa
Jorge Bravo
Poeta costarricense
lunes, 20 de febrero de 2017
miércoles, 6 de enero de 2016
Hay un niño en la calle - Mercedes Sosa
A esta hora exactamente,
Hay un niño en la calle....
¡Hay un niño en la calle!
Es honra de los hombres proteger lo que crece,
Cuidar que no haya infancia dispersa por las calles,
Evitar que naufrague su corazón de barco,
Su increíble aventura de pan y chocolate
Poniéndole una estrella en el sitio del hambre.
De otro modo es inútil, de otro modo es absurdo
Ensayar en la tierra la alegría y el canto,
Porque de nada vale si hay un niño en la calle.
Todo lo toxico de mi país a mi me entra por la nariz
Lavo autos, limpio zapatos, huelo pega y también huelo paco
Robo billeteras pero soy buena gente soy una sonrisa sin dientes
Lluvia sin techo, uña con tierra, soy lo que sobro de la guerra
Un estomago vacío, soy un golpe en la rodilla que se cura con el frío
El mejor guía turístico del arrabal por tres pesos te paseo por la capital
No necesito visa pa volar por el redondel porque yo juego con aviones de papel
Arroz con piedra, fango con vino, y lo que me falta me lo imagino.
No debe andar el mundo con el amor descalzo
Enarbolando un diario como un ala en la mano
Trepándose a los trenes, canjeándonos la risa,
Golpeándonos el pecho con un ala cansada.
No debe andar la vida, recién nacida, a precio,
La niñez arriesgada a una estrecha ganancia
Porque entonces las manos son inútiles fardos
Y el corazón, apenas, una mala palabra.
Cuando cae la noche duermo despierto, un ojo cerrado y el otro abierto
Por si los tigres me escupen un balazo mi vida es como un circo pero sin payaso
Voy caminando por la zanja haciendo malabares con 5 naranjas
Pidiendo plata a todos los que pueda en una bicicleta en una sola rueda
Soy oxigeno para este continente, soy lo que descuido el presidente
No te asustes si tengo mal aliento, si me ves sin camisa con las tetillas al viento
Yo soy un elemento mas del paisaje los residuos de la calle son mi camuflaje
Como algo que existe que parece de mentira, algo sin vida pero que respira
Pobre del que ha olvidado que hay un niño en la calle,
Que hay millones de niños que viven en la calle
Y multitud de niños que crecen en la calle.
Yo los veo apretando su corazón pequeño,
Mirándonos a todas con fábula en los ojos.
Un relámpago trunco les cruza la mirada,
Porque nadie protege esa vida que crece
Y el amor se ha perdido, como un niño en la calle.
Oye a esta hora exactamente hay un niño en la calle
Hay un niño en la calle.
Fuente: musica.com
Letra añadida por pame-pa
Mercedes Sosa
miércoles, 9 de septiembre de 2015
No pude
Pude haber hecho para ti
un mundo de sabores y fantasías,
juegos con sabor a chocolate,
cielos cuajados de arcoíris
y sueños interminables.
Pude jugar contigo
entre las estrellas y la luna,
llenar tus libretas de caricias,
contarte cuentos todas las noches
y abrazarte con el alma.
Pude formar para ti
un carrusel infinito,
llevarte a volar en globo,
navegar con los piratas
y cubrirte de esperanzas.
Pero solo pude regalarte
el camino hacia la libertad,
llevar tu inocencia a la muerte
y perderte allá en el mar.
Ya no jugaremos juntos,
ni alcanzaremos los sueños,
tú ya estás en otra parte
y jamás regresarás.
Yo seguiré en la locura
y me sentiré culpable,
de no haber podido
llevarte a ese mundo ideal.
Con todo mi amor…tu papá
PARA NUESTROS NIÑOS SIRIOS Y OTROS EN EL MUNDO (Autora Cleotilde Gordoa De la Tejera)
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